martes, 23 de abril de 2013

Los hijos de Dios, ¿ángeles o descendencia de Set?


Hasta estos días existe cierta polémica entre los estudiosos de las Escrituras sobre a qué se refieren los versículos 2 y 4 del capítulo 6 del Génesis respecto a los hijos de Dios que engendraron a través de las hijas de los hombres a gigantes (Nephilim en hebreo). Esta controversia no es nueva, ya que desde la Antigüedad ha sido objeto de discusión. La opinión mayoritaria es que los hijos de Dios son en verdad ángeles, aunque algunos sostienen que se trata de la descendencia de Set.

Primero veamos los versículos que han dado lugar a tan duradera controversia:

Génesis 6:2 y 4

Texto hebreo:
ב וַיִּרְאוּ בְנֵי-הָאֱלֹהִים אֶת-בְּנוֹת הָאָדָם, כִּי טֹבֹת הֵנָּה; וַיִּקְחוּ לָהֶם נָשִׁים, מִכֹּל אֲשֶׁר בָּחָרוּ
ד הַנְּפִלִים הָיוּ בָאָרֶץ, בַּיָּמִים הָהֵם, וְגַם אַחֲרֵי-כֵן אֲשֶׁר יָבֹאוּ בְּנֵי הָאֱלֹהִים אֶל-בְּנוֹת הָאָדָם, וְיָלְדוּ לָהֶם: הֵמָּה הַגִּבֹּרִים אֲשֶׁר מֵעוֹלָם, אַנְשֵׁי הַשֵּׁם
Transliteración:
2 wayyir’ū ḇənê-hā’ĕlōhîm ’eṯ-bənōwṯ hā’āḏām, kî ṭōḇōṯ hênnāh; wayyiqḥū lāhem nāšîm, mikkōl ’ăšer bāḥārū.
4 hannəpilîm hāyū ḇā’āreṣ bayyāmîm hāhêm wəḡam ’aḥărê-ḵên, ’ăšer yāḇō’ū bənê hā’ĕlōhîm ’el-bənōwṯ hā’āḏām, wəyāləḏū lāhem; hêmmāh haggibbōrîm ’ăšer mê‘ōwlām ’anšê haššêm.
Traducción al español:
2 que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.
4 Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.
  
Y a continuación, una relación de extractos de obras de diversos autores antiguos sobre este tema:

1 Enoc 6:1-2, 7:1 y 9:8-9 (hacia el año 160 a.C.)

1 Así sucedió, que cuando en aquellos días se multiplicaron los hijos de los hombres, les nacieron hijas hermosas y bonitas;
2 y los Vigilantes, hijos del cielo las vieron y las desearon, y se dijeron unos a otros: "Vayamos y escojamos mujeres de entre las hijas de los hombres y engendremos hijos".

Todos y sus jefes tomaron para sí mujeres y cada uno escogió entre todas y comenzaron a entrar en ellas y a contaminarse con ellas, a enseñarles la brujería, la magia y el corte de raíces y a enseñarles sobre las plantas.

8 "Ellos han ido hacia las hijas de los hombres y se han acostado con ellas y se han profanado a sí mismos descubriéndoles todo pecado.
9 Luego, estas mujeres han parido en el mundo gigantes, por lo que la tierra se ha llenado de sangre e injusticia".

Libro de los Jubileos 4:22, 5:1 y 7:20-23 (hacia el año 150 a.C.)

22 (Enoc) exhortó a los custodios que habían prevaricado con las hijas de los hombres, pues habían comenzado a unirse con las hijas de la tierra, cometiendo abominación, y dio testimonio contra todos ellos.

1 Cuando los hijos de los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la tierra y tuvieron hijas, vieron los ángeles del Señor, en un año de este jubileo, que eran hermosas de aspecto. Tomaron por mujeres a las que eligieron entre ellas, y les parieron hijos, que fueron los gigantes.

20 En el jubileo vigésimo octavo, Noé comenzó a dar a los hijos de sus hijos normas y mandamientos y toda la legislación que conocía, exhortando a sus hijos a hacer justicia, cubrir las vergüenzas de su carne, bendecir a su Creador, honrar padre y madre, amarse unos a otros y preservarse de fornicación, impureza y toda iniquidad.
21 "Por estas tres causas ha ocurrido el diluvio sobre la tierra, por la fornicación que cometieron los custodios con las hijas de los hombres, contra lo que se les había ordenado. Tomaron por mujeres a cuantas escogieron entre ellas, cometiendo la primera impureza,
22 y tuvieron hijos gigantes, todos ellos descomunales, que se devoraban unos a otros: un titán mataba a un gigante, un gigante mataba a un jayán, éste al género humano, y los hombres, unos a otros.
23 Todos pasaron a cometer iniquidad y derramar mucha sangre, llenándose la tierra de maldad".

Filón de Alejandría. Sobre los gigantes 2, 6 (primera mitad del siglo I d.C.)

6. "Al ver los ángeles de Dios que eran hermosas las hijas de los hombres, tomaron para mujeres suyas a las que eligieron entre todas". Moisés acostumbra llamar ángeles a los seres que otros filósofos suelen llamar daimones.

Flavio Josefo. Antigüedades judías I 3, 1 (años 93-94 d.C.)

1 Para muchos ángeles de Dios se acompañaron con mujeres, y engendraron hijos que resultaron injustos, y aborrecedores de todo lo que era bueno, debido a la confianza que tenían en sus propias fuerzas, porque la tradición es que estos hombres hicieron lo que se asemejaba a los actos de aquellos a los que los griegos llaman gigantes. Pero Noé estaba muy inquieto por lo que hicieron, y disgustado por su conducta, los persuadió de cambiar sus disposiciones y sus actos para lo mejor: pero al ver que no ceden ante él, sino que eran esclavos de sus placeres perversos, tuvo miedo de lo irían a matar, junto con su esposa e hijos, quienes se habían casado, así que salió de esa tierra.

2 Baruch 56:10-14 (finales del siglo I d.C.)

10 Porque él se convirtió en un peligro para su propia alma: incluso a los ángeles.
11 Por otra parte, en ese momento en el que fue creado, ellos disfrutaron de la libertad.
12 Y él convirtió en un peligro a algunos de ellos que descendieron y se mezclaron con las mujeres.
13 Y los que lo hicieron fueron atormentados en cadenas.
14 Pero el resto de la multitud de los ángeles, de los cuales no hay el número, se contuvieron.

Justino Mártir. Apología Primera 5, 2 (años 150-155)

2 Vamos, pues, a decir la verdad: antiguamente unos daimones perversos, multiplicando sus apariciones, violaron a las mujeres, corrompieron a los jóvenes y mostraron fenómenos espantosos a los hombres. Con ello se aterraron aquellos que no juzgaban por razonamiento las acciones practicadas, y así, llevados del miedo, y no sabiendo que eran demonios malos, les dieron nombres de dioses y llamaron a cada uno con el nombre que cada demonio se había puesto a sí mismo.

Ireneo de Lyon. Demostración de la predicación apostólica (Epideixis) 18 (finales del siglo II)

18. La maldad, extendiéndose continuamente, alcanzó e inundó la raza humana; sólo un poco de semilla de justicia quedaba en ella. Porque, además, sobre la tierra tenían lugar uniones ilegítimas: los ángeles fornicaron con las hijas de los hombres, quienes dieron a luz unos hijos que por su enorme estatura fueron llamados gigantes. Los ángeles, entonces, dieron a sus esposas como regalo malignas enseñanzas. Les enseñaron la manera de obtener extractos de flores y plantas, tintes y pinturas, joyas y cosméticos, los celos y los amores apasionados, la seducción y la coquetería, los sortilegios de la magia, toda clase de adivinación e idolatría odiados por Dios. Y una vez desencadenadas tales cosas, el mal se expandió hasta desbordar, y la justicia disminuyó hasta casi desaparecer.

Atenágoras de Atenas. Súplica en favor de los cristianos 24 (años 177-178)

Al igual que con los hombres, que tienen libertad de elección en cuanto a tanto la virtud y el vicio (...), así también es entre los ángeles. Algunos (...), tal como fueron creados por Dios, continuaron en aquellas cosas para las que Dios los había hecho y sobre las cuales Él los había ordenado, pero algunos disgustados, tanto la constitución de su naturaleza y el gobierno confiado a ellos: a saber, la regla de la materia y sus diversas formas, y otros de los que fueron colocados sobre esta primera expansión (...), cayeron en amor impuro de las vírgenes, y fueron subyugados por la carne, y se convirtieron en negligentes y malvados en la administración de las cosas que se le encomiendaron. De estos amantes de vírgenes, por lo tanto, fueron engendrados aquellos que son llamados gigantes.

Clemente de Alejandría. Stromata V 1,10.2 (inicios del siglo III)

2 Pero también añadiremos cómo unos ángeles que obtuvieron rango superior y habiendo caído en placeres, dijeron a las mujeres cuantos secretos habían llegado a su conocimiento;

Tertuliano. Sobre la idolatría 9 (inicios del siglo III)

Coloco una proposición: que aquellos ángeles, los desertores a Dios, los amantes de las mujeres, fueron asimismo los descubridores de este curioso arte (la astrología), por ello también condenados por Dios.

Tertuliano. Sobre el vestido de las mujeres I 2 (inicios del siglo III)

Porque, con todo, quienes los instituyeron son asignados, bajo condena, a la pena de muerte -a saber, aquellos ángeles que se precipitaron desde cielo sobre las hijas de los hombres, de modo que esta ignominia también se agrega a la mujer.

Sexto Julio Africano. Cronografía Fragmento II (primera mitad del siglo III)

Cuando los hombres se multiplicaron sobre la tierra, los ángeles del cielo se unieron con las hijas de los hombres. En algunos ejemplares que se encuentran "los hijos de Dios." Lo cual se entiende por el Espíritu, en mi opinión, es que los descendientes de Set son llamados hijos de Dios a causa de los hombres justos y patriarcas que han surgido de él, incluso hasta el mismo Salvador, pero que los descendientes de Caín llevan el nombre de la semilla de los hombres, que tienen nada de divino en ellos, a causa de la maldad de su raza y la desigualdad de su naturaleza, ser un pueblo mezclado y habiendo agitado la indignación de Dios.

Commodiano. Instrucciones III (mediados del siglo III)

Cuando Dios Todopoderoso, para embellecer la naturaleza del mundo, quiso que la tierra fuera visitado por ángeles, los que cuando fueron enviados abajo menospreciaron Sus leyes. Tal era la belleza de las mujeres, que los apartaron del camino, de modo que, al estar contaminados, no podían regresar al cielo. Rrebeldes de Dios, pronunciaron palabras contra Él. Entonces el Altísimo pronunció Su juicio contra ellos, y de su simiente se dice que han nacido gigantes.

Lactancio. Instituciones divinas II 15 (años 303-311)

Cuando, por lo tanto, el número de hombres habían comenzado a aumentar, Dios en su previsión (...) envió ángeles para la protección y mejora de la raza humana, y en la medida en que Él les había dado libre albedrío, les impuso sobre todas las cosas no corromperse con la contaminación de la tierra, y por lo tanto perder la dignidad de su naturaleza celestial. (...) Por lo tanto, mientras ellos estaban entre los hombres, el gobernante más mentiroso de la tierra, por su propia asociación, les atrajo gradualmente a los vicios, y los contaminó por medio de relaciones con mujeres. Entonces, al no ser admitidos en el cielo debido a los pecados en que se habían sumido a sí mismos, descendieron a la tierra. (...) Mas los que nacieron a partir de ellos, por no ser ni ángeles ni hombres, pero que llevan una especie de naturaleza mixta, no fueron admitidos en el infierno, como sus padres no estaban en el cielo.

Juliano el Apóstata. Contra los Galileos 290B-D (años 361-363)

290B Que Moisés llama dioses a los ángeles, escuchadlo con sus propias palabras: "Viendo los hijos de dios que las hijas de los hombres eran bellas, tomaron para sí mujeres de todas las que eligieron".
290C Y un poco más abajo: "Y tras aquello los hijos de dios entraron en las hijas de los hombres y engendraron para ellos; aquellos eran los gigantes, famosos desde la eternidad". Que se refiere a los ángeles es evidente y no se desprende de nada externo, sino que es claro a partir de lo que dice, que de ellos nacieron no hombres, sino gigantes.
290D Pues está claro que si creía que los hombres eran sus padres, pero no de una naturaleza mejor y más fuerte, no habría dicho que de ellas nacieron los gigantes; pues me parece que demuestra que la raza de los gigantes está compuesta de una mezcla de mortal e inmortal. Al llamar él a muchos hijos de dios y no hombre, sino ángeles, ¿no habría descubierto a los hombres, si lo hubiera sabido, a dios palabra unigénita, o al hijo de dios, como lo llaméis?

Efrén el Sirio. Comentario sobre el Génesis VI 3,1 (segunda mitad del siglo IV)

1 "Y los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas, y las tomaron por mujer según su elección". (Moisés) llamó a los hijos de Set "hijos de Dios", quienes, como hijos de Set, habían sido llamados "los justos de Dios". Las bellas hijas de los hombres a las que vieron eran las hijas de Caín, que se adornaban y se convirtieron en una trampa para los ojos de los hijos de Set.

Juan Crisóstomo. Homilia sobre el Génesis 22, 8 (finales del siglo IV)

8 Tomemos el punto anterior en enseñarles que se acostumbra con las Escrituras para llamar hijos de Dios a seres humanos. Así que como estas personas tuvieron su origen en Set y en su hijo llamado Enoc (...), los descendientes de él en el futuro fueron llamados hijos de Dios en la Sagrada Escritura en razón de su imitación de las virtudes de sus antepasados ​​hasta su tiempo.

Sulpicio Severo. Historia Sacra I 2 (hacia el año 403)

Cuando por este tiempo la raza humana se había incrementado en una gran multitud, ciertos ángeles, cuya morada estaba en el cielo, fueron cautivados por el aspecto de algunas vírgenes hermosas y acariciaron deseos ilícitos por ellas, tanto es así, que cayendo debajo de su propia adecuada naturaleza y origen, abandonaron las regiones más altas de las que eran habitantes, y se aliaron en uniones terrenales. Estos ángeles extendieron progresivamente hábitos perversos, corrompiendo a la familia humana y de su alianza se dice que han surgido gigantes, por la mezcla con ellos de seres de distinta naturaleza.

Agustín de Hipona. La Ciudad de Dios XV 23 (años 412-426)

Conforme a las Escrituras canónicas hebreas y cristianas, no hay duda que antes del Diluvio hubo muchos gigantes, y que éstos fueron ciudadanos de la sociedad terrena de los hombres; y que los hijos de Dios, que según la carne descendieron de Set, declinaron y se pasaron a esta congregación, dejando la justicia.

Según lo revisado en todas las referencias mencionadas, la postura de asumir a los hijos de Dios de los versículos citados como ángeles tiene una larga data y es opinión mayoritaria entre las primeras fuentes cristianas, apareciendo recién la interpretación de la descendencia de Set con Sexto Julio Africano en el siglo III y compartida por teólogos posteriores como Efrén el Sirio, Juan Crisóstomo y Agustín de Hipona.

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