viernes, 19 de abril de 2013

Juliano el Apóstata: Contra los Galileos, Cartas y Leyes


EL HOMBRE:


Corría el año 337. Constantino agonizaba en su palacio de Nicomedia. Pese a condenar al cristianismo arriano en el 325 en el Concilio de Nicea, debido a su escasa formación teológica terminó por apoyarlo, desterrando a los obispos pro-nicenos, como Atanasio, y trayendo de vuelta a los del grupo arriano, entre ellos el obispo Eusebio de Nicomedia, quien presumiblemente lo bautizó cuando el emperador sintióse morir. Pese a la supuesta tolerancia, la presión del clero hizo que el Imperio se decidiese a aplicar medidas cada vez más represivas hacia los viejos cultos, englobados luego bajo el común nombre de "paganismo".

Constantino I, emperador romano

Paradójicamente, Constantino -quien habría sufrido las consecuencias de la partición del Imperio entre varios co-emperadores y luchado con varios rivales por el trono hasta quedar como único gobernante- decidió dividir el Imperio entre sus parientes varones consanguíneos: los dos hijos de su hermanastro Dalmacio, llamados uno también Dalmacio y el otro Anibaliano, y sus propios hijos Constante, Constancio y Constantino; aparte de ellos estaba su otro hermanastro Julio Constancio, el cual tenía dos hijos, Galo y Juliano, entonces unos niños.

Muerto el emperador, las luchas por el poder se desataron, y ocurrió una sangrienta purga tras la cual los tres hijos de Constantino se repartieron el Imperio mientras que el resto de parientes varones fueron asesinados, perdonándosele la vida a los hijos de Julio Constancio en virtud a su corta edad. Juliano y su hermanastro Galo vivieron los siguientes años en una especie de cárcel dorada en un lejano lugar al cuidado de eunucos y obispos, recibiendo formación religiosa. Pasado el tiempo, pudieron tener cierta libertad, lo que le permitió a Juliano estar en lugares como Constantinopla, Nicomedia y Atenas, donde tomó contacto con el conocimiento helénico, volviéndose afín al neoplatonismo, que se verá reflejado en sus obras.

Mientras, las movidas políticas se sucedían unas tras otras en el Imperio. Este había quedado repartido de forma que Constancio II se quedó con el Oriente, Cosntante I con Iliria, Italia y África, y Constantino II con Hispania, Galia y Britania. En el 340, Constantino II invadió los territorios de Constante I pero fue derrotado y muerto, quedándose este último con todo el Occidente, pero en el 350 se le rebeló el general Magnencio, el cual en el mismo año lo capturó y asesinó. Con estos graves problemas, Constancio II se vio obligado a marchar hacia el Occidente para derrocar al usurpador, y ello permitió que la situación de Juliano y Galo mejorase; este fue nombrado César (emperador suborbinado) a cargo de Oriente en ausencia de Constancio II, mientras Juliano tuvo tiempo de nutrirse del conocimiento clásico.

En el 353 fue derrotado Magnencio, el cual terminó por suicidarse. Constancio II se instaló en Mediolanum (Milán), mientras que Galo comenzó a gobernar de forma tiránica en Oriente, ganándose muchos enemigos, por lo que no tardó en caer en desgracia ante Constancio II, que lo mandó arrestar y ejecutar en el 354. Juliano fue llamado también y retenido por algún tiempo.

Constancio II, emperador romano

Viendo que la carga del Imperio era demasiada para un solo hombre, Constancio II en el 355 nombró a Juliano como César en Occidente con residencia en la Galia, mientras que aquel regresó a Constantinopla. En esos tiempos, las fronteras del Imperio sufrían la agresión de enemigos: por el lado del Rin las incursiones de los bárbaros, y por la frontera del Este los persas sasánidas, de modo que tanto Juliano como Constancio II tenían una dura tarea. Mientras que Juliano curiosamente demostró ser un hábil estratega manteniendo a raya a los bárbaros, a Constancio II se iba mal en su campaña contra los persas, siendo derrotado una y otra vez por las fuerzas de Shapur II. Juliano se había ganado el cariño de las tropas, de modo que cuando Constancio II decidió pedirle tropas para el Este, estas se amotinaron y proclamaron a Juliano emperador en febrero del 360. Constancio II luego de un tiempo tuvo que dar marcha atrás para enfrentar a Juliano, quien también iba a su encuentro. La guerra civil era inminente, pero providencialmente Constancio II enfermó de fiebres y murió en el trayecto. Juliano encontró entonces el camino libre para convertirse en el único emperador, yendo a toda marcha a Constantinopla y siendo oficialmente proclamado en noviembre del 361.

Juliano el Apóstata, emperador romano

Y es ahí donde Juliano se descubre ante todos como seguidor de los antiguos cultos, reprimidos por Constantino y sus hijos. De ahí que la historiografía cristiana medieval le haya apodado "el Apóstata" con el cual todavía es conocido. Decide entonces reducir el personal en el palacio imperial contando solo con lo indispensable, además de llamar a la corte a conocidos suyos como el médico Oribasio de Pérgamo, el retórico Libanio de Antioquía, el historiador Amiano Marcelino y los filósofos Máximo de Éfeso y Prisco de Epiro, entre otros, que ocuparon puestos de confianza.

Decidió entonces promover el paganismo todavía existente, reabriendo los templos clausurados, apoyando económicamente a los sacerdotes paganos y yendo él mismo a ofrecer sacrificios. En cuanto al cristianismo, decretó libertad de culto para todas las tendencias cristianas, sin que haya una que se la preferida por el Estado, esperando que, tal como sucede ahora, entre dichas tendencias te enfrentaran unas con otras para debilitar y destruir al cristianismo; también decretó que solo profesores paganos podían ejercer su profesión, debido a que usaban como textos de referencia las obras de los clásicos que hablaban sobre dioses que los cristianos consideraban como falsos, de modo que era incongruente enseñar sobre algo de lo cual no se creía.

Shapur II, Shah del Imperio Persa Sasánida

El peligro persa todavía estaba latente, por lo que decidió preparar una campaña; en el camino, visitó diversas ciudades y se instaló en Antioquía para terminar con los preparativos. En esta ciudad tuvo sucesivos enfrentamientos con los cristianos, y hubieron eventos como el supuestamente fortuito incendio de un importante templo pagano y la exhumación y traslado por orden del emperador de los restos de un renombrado santo del lugar, con lo que cosechó aun más la animadversión de los cristianos. La obvia incomodidad en la ciudad impulsó la marcha hacia la campaña contra los persas. Tras un inicio prometedor, Juliano se vio ante una estrategia de "tierra arrasada" de parte de Shapur II, y con un ejército extenuado se vio forzado a regresar, seguido de pequeñas escaramuzas ofensivas de parte de los persas. En medio de una de ellas y en oscuras circunstancias, Juliano fue herido de gravedad y murió en Mesopotamia el 26 de junio del 363, a solo casi 20 meses de reinado oficial como emperador. El sueño por revitalizar el paganismo se extinguió con su muerte, ya que sus sucesores volvieron al statuo quo anterior, por lo que el paganismo fue progresivamente arrinconado y terminó por desaparecer ante el rotundo avance del cristianismo. El Imperio cedió amplios territorios del Este luego de la muerte de Juliano, en beneficio de los persas.


LA OBRA:

Dada su notable erudición en la temática cristiana, producto de su temprana educación a cargo de eclesiásticos, conocía a la religión rival contra la que había de combatir desde el trono. Sus diversos escritos han sobrevivido debido a que fueron incluidos en otras obras, criticando las suyas, como parte de una relación histórica o legal, y también de forma independiente.

Contra los galileos es una obra breve en la que el emperador hace una feroz crítica a los cristianos (llamados por él, galileos) y su sistema de creencia, a manera de un agresivo libelo a la manera de Celso y su Discurso verídico; al igual que este, han sobrevivido algunos fragmentos debido a que fue incluido en una obra refutatoria cristiana, en el caso de Juliano, una obra del obispo Cirilo de Alejandría.

La colección de cartas ha sobrevivido en parte de modo independiente, habiéndose descubierto después otro grupo de cartas cuya autoría de Juliano es objeto todavía de debate. En ellas se muestra a un Juliano preocupado por el día a día del Imperio, tratando de hacer entender con palabras la disposición de sus súbditos; incluso en situaciones poco cómodas se mantiene ecuánime en su redacción, sin perder la seguridad y autoridad de su rango.

En cuanto a la serie de leyes, forman parte de códigos del Derecho romano como el Codex Theodosianus de Teodosio II, gracias a lo cual se puede saber con precisión, entre otras cosas, qué medidas tomó con respecto al cristianismo de su época.

A continuación, algunos comentarios sueltos sobre las obras en mención.

En Contra los galileos se hace evidente a simple vista tanto la formación cristiana como pagana de Juliano, ya que es capaz de citar con precisión versículos bíblicos para contrastarlos con formulaciones del pensamiento pagano.

Por ejemplo, en un pasaje, hay una crítica hacia lo que tiempo después sería el dogma de María la Madre de Dios (Theotokos en griego), mostrándose en cierto modo como precursor del nestorianismo, además de negar la virginidad de María, otro dogma fundamental del cristianismo.

262D En efecto, dice Isaías: "La virgen concebirá en su vientre y parirá un hijo". Sea dicho esto referido a un dios, sin embargo de ninguna manera ha sido dicho; pues no era virgen quien estaba casada y antes de concebir se había acostado con su esposo; concédase que se dice de ella, ¿dice Isaías de alguna forma que será parido dios por una virgen? Pero vosotros, ¿por qué no paráis de llamar a María madre de Dios si en ningún lugar dice Isaías que el nacido de la virgen sea "el hijo unigénito de dios" y "primogénito de toda la creación"? Pero lo dicho por Juan, "Todo nació por él y sin él no nació ni una sola cosa", ¿puede alguno mostrarlo en las palabras de los profetas?

Seguidamente, y como parte de su análisis sobre el carácter divino de Jesús, comenta sobre la descendencia de los llamados hijos de Dios, los Nephilim (gigantes en la traducción griega) del capítulo 6 del Génesis, siendo de la opinión de que se trataba de ángeles. El tema de los Nephilim es controvertido dentro de los Padres de la Iglesia, ya que se presentan dos interpretaciones al respecto: escritores cristianos como Julio Africano o San Agustín plantean que se trata de la descendencia de Set, mientras que otros (con los que concuerda Juliano) como Tertuliano y Lactancio piensan que se trata de ángeles. El libro de Enoc, canónico para la Iglesia Apostólica Etíope, también esta acorde a este último punto de vista.

290B Que Moisés llama dioses a los ángeles, escuchadlo con sus propias palabras: "Viendo los hijos de dios que las hijas de los hombres eran bellas, tomaron para sí mujeres de todas las que eligieron". 
290C Y un poco más abajo: "Y tras aquello los hijos de dios entraron en las hijas de los hombres y engendraron para ellos; aquellos eran los gigantes, famosos desde la eternidad". Que se refiere a los ángeles es evidente y no se desprende de nada externo, sino que es claro a partir de lo que dice, que de ellos nacieron no hombres, sino gigantes. 
290D Pues está claro que si creía que los hombres eran sus padres, pero no de una naturaleza mejor y más fuerte, no habría dicho que de ellas nacieron los gigantes; pues me parece que demuestra que la raza de los gigantes está compuesta de una mezcla de mortal e inmortal. Al llamar él a muchos hijos de dios y no hombre, sino ángeles, ¿no habría descubierto a los hombres, si lo hubiera sabido, a dios palabra unigénita, o al hijo de dios, como lo llaméis?

Y a continuación, arremete contra la divinidad de Jesús, a la que juzga contradictoria a lo escrito en el Antiguo Testamento, con una posición presumiblemente aprendida del cristianismo arriano bajo el cual había sido educado a temprana edad.

290E ¿Porque no lo creía importante dice sobre Israel: "Israel es mi hijo primogénito"? ¿Por qué no lo dijo Moisés sobre Jesús? Enseñaba un solo y único dios, pero muchos hijos suyos se habían dividido los pueblos. Pero ni conocía desde el principio ni enseñó explícitamente que la palabra fuese hijo primogénito de dios, o dios, o cualquier otra denominación atribuida falsamente por vosotros más tarde. Habéis olvidado al propio Moisés y a los demás profetas. 
291A Pues Moisés dice muchas expresiones de este tipo y en muchos lugares: "Al señor tu dios temerás y a él solo adorarás".

Páginas después, examina de nuevo ello pero desde el Nuevo Testamento:

327A Sois tan desventurados que ni siquiera guardáis las enseñanzas de os han transmitido los apóstoles y han sido forzadas, empeorándolas y haciéndolas más impías por sus sucesores. Porque ni Pablo se atrevió a decir que Jesús era dios, ni tampoco Mateo, ni Lucas, ni Marcos
327B Pero el buen Juan (...) fue el primero que se atrevió a decirlo y, tras hablar un poco de Juan el bautista, al volver de nuevo a la palabra por él proclamada dice: "Y la palabra se hizo carne y residió entre nosotros", pero el cómo no lo dice por vergüenza.

Interesante también es su particular interpretación de la causa de desagrado de Dios con respecto al sacrificio de Caín. Hay que recordar que Juliano, como pagano, daba una capital importancia al acto de ofrecer sacrificios a los dioses.

347B Sí, dicen, no en el sacrificio, sino en la elección, reprochó a Caín diciendo: "¿No habrías pecado si hubieras hecho la ofrenda correctamente, pero no la hubieras escogido correctamente?". Esto mismo fue lo que me dijo uno de vuestros más sabios obispos, pues se engañaba a sí mismo, en primer lugar, y luego a los demás. 
347C Pues al preguntarle de qué manera era reprochable la elección, no pudo explicarlo ni darme una fría explicación, y al verle en un aprieto dije: "Eso mismo que tú dices lo reprochó dios correctamente, pues la disposición era la misma en ambos, porque ambos pensaron que era necesario ofrecer regalos y sacrificios a dios, pero en la elección uno alcanzó el objetivo y el otro se equivocó. ¿Cómo y de qué manera? En efecto, puesto que de los seres que hay en la tierra unos son animados y otros inanimados, son más estimables los animados que los inanimados para dios, que vive y es causa de la vida, porque participan de la vida y de un alma más individual; por eso dios se alegró con quien le ofreció un sacrificio perfecto".

Entre sus cartas, la más conocida es la que hace referencia a ley sobre los profesores, de la cual incluiré un par de extractos.

Los elogio por aspirar a tan bella profesión, pero los elogiaría todavía más si no mintiesen ni desmostrasen ellos mismos que piensan una cosa y enseñan otra a sus alumnos. ¿Cómo? Sin duda para Homero, Hesíodo, Demóstenes, Heródoto y Tucídides, Isócrates y Lisias, los dioses son guía de toda educación; ¿no se creían los unos consagrados a Hermes y los otros a las Musas? Opino que es absurdo que los que interpretan sus obras deshonren a los dioses por ellos honrados.
Pero, si consideran sabios a aquellos de los son intérpretes y cuyos profetas se consideran, que imiten en primer lugar la piedad hacia los dioses; si, en cambio, piensan que respecto a los seres más honrados se han extraviado, que se vayan a las iglesias de los galileos y que interpreten a Mateo y a Lucas...

Un escrito que refleja su templanza de carácter, próxima al estoicismo, se encuentra en la carta dirigida a su tío materno Juliano, camino hacia Antioquía, recomendándole su proceder respecto a un tal Lauracio.

En efecto, igual que los proyectiles lanzados contra murallas sólidas y buenas ni les afectan, ni las rompen, ni dejan huella, sino que con más violencia rebotan contra los que los lanzaron, así cualquier insulto, difamación o ultraje injusto arrojado contra un hombre bueno no le alcanzará en absoluto, sino que se vuelve contra quien lo arrojó.

En cuanto a la reapertura de los templos paganos, hay comentarios de varias fuentes, con reacciones opuestas según se tratara de escritores paganos o cristianos; seguidamente, una mención de un autor del segundo grupo.

Sozómeno. Historia Eclesiástica V 3, 1:

1 Una vez que se estableció él solo en el imperio procedió por todo Oriente a la reapertura de los templos helénicos, y ordenó que los que estaban descuidados fuesen reparados y los que habían sido destruidos fueran reconstruidos, y que se volviesen a levantar altares; y para ello se ingenió numerosos impuestos, y restauró las antiguas costumbres y ritos tradicionales de las ciudades y los sacrificios.

Con respecto a la ley de tolerancia de culto, con la cual hacía regresar del destierro a los obispos pro-nicenos desterrados por Constancio, quedan referencias de historiadores, como Amiano Marcelino, quien de paso comenta las intenciones que guardaba el emperador.

Amiano Marcelino. Res Gestae XXII 5, 3-4:


3 Y para reforzar el efecto de sus disposiciones, a los obispos de los cristianos en desacuerdo y a la plebe también en desacuerdo, que habían sido admitidos a palacio les aconsejaba un tanto afablemente que, calmadas las rivalidades, cada uno sirviera decidido a su religión sin que nadie se lo prohibiera. 
4 Cosa que llevaba a cabo tan obstinadamente para no temer en adelante a una plebe unida, habida cuenta de que la libertad hace crecer las disensiones y convencidos de que no hay bestia alguna tan hostil a los humanos como terribles son la mayoría de los cristianos entre sí.

1 comentario:

  1. Hola, muy buen trabajo sobre el ético y noble emperador. Si se me permite haré una observación, "Contra los Galileos" no fue una obra breve, la misma, se estima contaba con tres volúmenes. Tal es así, que Giggón se permite ver en ella: "...una monumentalidad de proyecto, que difícilmente podémos suponer en Celso y Porfirio..." (La Cultura Antigua y el Cristianismo, pag 174).
    Saludos.
    J. A. Prunotto

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